Per Se, impresiones reales

Si la perfección fuese restaurante se llamaría Per Se. No creo que haya otra manera de describir la experiencia. Como Patrick Bateman por fin sentado en Dorsia, la velada en Per Se comenzó con una increible vista del atardecer sobre Central Park en la sala reservada dentro del restaurante.

Observar aquella mesa perfectamente dispuesta en la que fue imposible observar una sola arruga, fue un preludio de lo que vendria a continuación. Cuatro horas hasta el final de la velada para degustar los mas de 9 platos que el chef recomendaba. 9 platos acompanhados por una selección de vinos de la región francesa del valle del Rhône al que personalmente uní un Riesling Alemán para acompañar el Foie Gras en Torchon.

La velada acabó con el extraño honor de poder disfrutar de una visita guiada a la cocina. Si algo completa la atmósfera de perfección que Per Se tiene, es observar aquella cocina que después de haber funcionado toda la noche estaba impecablemente dispuesta. En la segunda ciudad del mundo con el mayor coste por metro cuadrado, Per Se se permite el lujo de disponer de tres veces mas espacio para cocina que para comensales. Esto les permite elaborar desde su propio pan hasta el más exquisito chocolate que nunca he probado.

Per Se es la referencia definitiva; más de quinientos dolares por persona puede parecer excesivo, pero vale hasta el último centimo. El objetivo ahora es ser invitado de nuevo.